El fútbol sala es un deporte que crece de a poco en Uruguay, pero que necesita de más apoyo y, sobre todo, de más futbolistas que se sumen. El proyecto Fútbol Sala Crece, lanzado en setiembre de este año, busca llegar a todo el país e integrar el deporte en la rama femenina y masculina. Es un proyecto que surge del “Fondo Celeste” (perteneciente a Secretaría Nacional de Deportes) y busca reunir a organizaciones tanto gubernamentales como no gubernamentales relacionadas con la educación y el deporte en pos del desarrollo del Fútbol Sala en el Uruguay. El equipo de trabajo está conformado por la Lic. Noelia Díaz Maciel, miembro de la Mesa Ejecutiva de Fútbol Sala como Coordinadora General; el Prof. Diego D’Alessandro, actual Director Técnico de la Selección Uruguaya de Fútbol Sala, en el rol de Coordinador Técnico y el Lic. Matías Prego, como Coordinador de Comunicaciones.
¿Cómo surgió presentar un proyecto de alcance nacional?
Lo presentamos hace un tiempo, es la primera vez que se hizo el Fondo Celeste en la Secretaría Nacional de Deporte. La AUF presentó el proyecto junto con Noelia Díaz, que somos los que lo estamos llevando adelante, también está el apoyo del departamento de desarrollo de la AUF. La idea era apoyarnos en los Juegos Deportivos Nacionales, que es donde hay mucho fútbol sala; es el deporte más practicado luego del atletismo, con categoría sub 14, sub 16, sub 18, primera, segunda y tercera. Nosotros queríamos apoyarnos en la primera, que son los más jóvenes.
¿Qué se buscaba particularmente?
Queríamos apostar a la capacitación en los que ahí están trabajando y, ya que estábamos, con la intención de abrirlo a todo el público de los lugares que vamos. A partir de ahí surge una capacitación introductoria, porque el tiempo que hay no es para un curso. Apostamos a lo básico, viendo qué personas tienen interés en el deporte para capacitarlos, y que esos chicos estén mejor trabajados y tengan más base teórica quienes están a cargo de ellos. En los Juegos Deportivos Nacionales el liceo que va ganando va avanzando y quien pierde queda por el camino. La idea de nosotros es que cada departamento pueda hacer una selección y que no quedaran los mejores chicos por el camino, para así nosotros tenemos una especie de reconocimiento a la gente que está trabajando.
Ahí armaríamos un torneo nacional, con una primera fase regional para que no tengan que viajar tantos kilómetros. También vamos a aprovechar esas instancias para hacer una visualización de esos regionales, siempre hablando en femenino y masculino, para ya hacer una preselección y luego campamentos regionales, censando a los chicos y chicas que estén jugando; para posteriormente poder hacer una entrada a la selección sub 17 de Uruguay. Entre los cuatro equipos que avancen se hará una final nacional, que eso es la segunda parte del proyecto e iría para el año que viene.
¿Por qué se piensa particularmente en el interior?
Queremos reconocer y tener llegada a todo el interior, que es la parte AUF más desconocida. Excepto algún equipo que llegue, todo está centralizado en la capital. El torneo de más baja edad es sub 18 en masculino, y hay muy pocos equipos. Necesitamos fomentar y tener más interesados para poder hacer crecer a este deporte.
¿Cómo ha sido el proceso hasta ahora?
Hicimos cuatro capacitaciones: Lavalleja, Minas, Durazno, Florida y ahora en Tacuarembó. La idea era buscar puntos regionales donde poder acercar otra gente. Previmos estas ciudades iniciales, pero queremos seguir extendiéndola porque en la presentación del proyecto hubo más interés del que creíamos con la reunión de secretarios de deportes de las intendencias. Esperamos hacer una más, no pautada, o dos más el año que viene. Queremos reconocer a la gente que trabaja y poder armar una red de gente que esté laburando en el futbol sala y que le interese estar para ayudar a crecer.
¿Los que están a cargo son profesores de educación física?
Hay un poco de todo y depende de la región. En los Juegos Deportivos Nacionales la mayoría son profesores de educación física. Pero cuando fuimos a las primeras capacitaciones había gente del fútbol o de «Baby» que demostraba mucho interés por ver en qué puede colaborar el futbol sala en el desarrollo de los jóvenes futbolistas.
¿En qué consiste la etapa de los campamentos?
Los campamentos serían una tercera etapa. Se hará una preselección, luego veremos cuantos. Con la ayuda de las intendencias buscaremos un lugar regional donde sos preseleccionado; estaremos dos o tres días de entrenamientos, test, para luego tener esa base reconocida y censada.
¿Cómo está la liga local de fútbol sala?
El fútbol sala es un torneo nacional que este año tiene once equipos y sub 20 es obligatorio. Este año la sub 18 fue opcional con cuatro equipos. Se habla de que el año que viene, creo que es muy necesario, que la sub 18 sea obligatoria. Se necesita, porque para armar una selección tenemos que basarnos en 60 chicos, que van a ser los que van a llegar.
Este año la liga local perdió individualidad porque se fueron tres chicos de Old Christians; uno a Boca y dos a Kimberley. Eso bajó el nivel en lo individual. En lo colectivo creo que las apuestas de los técnicos del año pasado a este mejoraron. Veo que hay más intensidad, más rotación y se busca parecerse a lo que estamos viendo en el nivel internacional. No marcas bajas, sino marcas que van a buscar y tienen mayor intensidad de juego.
¿Y la selección?
La selección en la última Copa América quedó cuarta igual que en la Eliminatoria. Le ganamos a Paraguay en la serie y fue nuestro verdugo para el mundial. Estuvimos cerca y estamos en ascenso. Nos queda para el techo, pero empezás a tener limitantes que no te hace fácil crecer. Si bien nos conocemos más y hay cosas que mejoran, capaz que el nivel en el que estamos creciendo la pendiente no es tan alta como fue al inicio. Nos cuesta más. Vamos por buen camino pero necesitamos más.
¿Qué buscás como entrenador al frente en cuanto al juego?
Tener un concepto de juego claro y que en cada fase todos sepan lo que hay que hacer. Disminuir la incertidumbre y tener trabajadas todas las fases y saber lo que quiero en las dos fases; para que no tengan que tomar resoluciones individuales, ya demasiado abierto es el deporte. La idea es que tengamos armada una salida de presión, un modo en el que vamos a marcar, parece sencillo pero luego hay un montón de variables de dónde perdiste la pelota, cómo vas a volver, qué es lo que vas a hacer con tu compañero que está temporizando, cómo vas a hacer con el golero. Cuando se empezó a armar nos dimos cuenta que faltaba trabajar otras cosas, como por ejemplo tener bien claro las responsabilidades en las defensas de pelotas quietas, donde recibíamos muchos goles. Luego con aspectos del juego ves qué cosas faltan. Acá hay pocos equipos que utilizan al golero jugador. A nivel internacional si no lo utilizás estás dejando un arma libre y tenés que saber defender porque si vas ganando el partido por un numero razonable de goles se puede complicar.
¿Y en cuanto a cosas que tienen que ver con el grupo?
Me interesa mucho el clima que se genera, estoy atento a ello. Me gusta que tengamos y que haya relacionamiento, que lo principal sea el respeto. Tratamos de colaborar. Los adultos ya tienen su forma de comportarse como deportistas, en los más chicos hemos buscado alguna charla con nutricionista para hacerles ver que tienen que ser deportistas y atletas, que no solo es jugar.
¿Cómo es entrenar a jóvenes que vienen de trabajar o estudiar todo el día y no tienen el cuerpo adapto al deporte en un 100%?
Eso es a lo que estamos acostumbrados, es lo normal para la mayoría de los entrenadores. Tenemos que tener mucho cuidado. Me acuerdo que en algún entrenamiento había algún chico que estaba peligrando quedar afuera. Lo que pasaba era que estaba laburando un montón de horas, llegaba muy cansado, los entrenamientos son en la noche y no rendía. Luego fuimos al torneo, pudo jugar, pudo descansar, y el nivel levantó. Buscamos a partir del respeto, el respeto por todos y por lo que hacemos todos, levantar y estar atentos a ese tipo de cosas.
¿Cómo se arriman chiquilines al fútbol sala?
Si llegan chiquilines por sub 17 es porque ya se decantaron. Podemos ser una herramienta para el «Baby» y podríamos colaborar con muchas enseñanzas. No solo técnicas, sino de resolver situaciones en poco espacio y poco tiempo. Mejoras en tomas de decisiones. Cuando vos ves un equipo de fútbol de cancha, cuando un jugador para la pelota su relacionamiento es con dos, o tres, máximo cuatro compañeros. En el fútbol sala pasa lo mismo, pero no tenés otros jugadores. Si pudiéramos entrar por ese lado sería genial. El fútbol tiene otro tipo de atractivos y las luces que encandilan están ahí. Más allá de que en algunos equipos capaz se paga o algo, o tarde temprano surgirá algo para llevar gente a Argentina, o si alguno tiene pasaporte puede ir a Europa.
¿Y de dónde te nutrís?
Una cosa es un chico al que se le cierran las puertas del fútbol vuelve al fútbol sala, a un chico que nunca pisó un parquet, va prueba y no se adapta. Pero no basta con lo técnico ni con jugar muy bien, hay que pararse bien en la cancha y tomar decisiones rápidas. La otra entrada es buscar jóvenes en colegios para enriquecer. El deporte amateur tiene complicaciones económicas para armar equipos. Argentina está fuerte en eso porque tiene muchos clubes de barrio. Acá los clubes de barrio están más involucrados al básquet y las canchas son para eso, son más chicas. Los niños pueden jugar en esa cancha, pero ya cuando crecen los jóvenes se chocan en canchas chicas, hay potencia, velocidad. Se podría buscar la vuelta y hay que crecer porque se podría jugar todo el año y es atractivo.
¿Un chico de 17 años que viene de la cancha se puede adaptar al fútbol sala?
Empieza a diferir mucho en esa edad, es donde se abre el árbol y abren dos ramas porque el físico cambia. El fútbol sala es de mucha intensidad, el trabajo con la pausa es mucho más fuerte. En el fútbol de cancha hay más pausa. Los jugadores de cancha terminan siendo un poco más fuertes, pero creo que es por la cantidad de veces que se entrena. Si todos pudiéramos entrenar lo mismo creo que es más explosivo el jugador de fútbol sala y más resistente el de futbol cancha.
¿Y se adapta bien de un piso al otro?
Se adapta rápidamente, pero el tema de los espacios es complicado. En el fútbol de cancha excepto que pierdas la pelota en una zona que todos sabemos que no podés, o que estés en el fondo, hay un modo de rearmarse. En el fútbol sala te pueden eludir en la primera línea y si no le metés para recuperar están enseguida en tu arco. Acá no hay chicos que juegan en el mediocampo y de delanteros y no saben defender. Acá tenés que saber atacar y defender, pasar la pelota con las dos piernas, el espacio te obliga a maximizar lo que tenés en el tiempo que tenés.
¿Qué necesita este deporte para crecer?
Necesitamos buscar más practicantes. No podemos tener una base como Argentina porque demográficamente es imposible. Tenemos que elevar el nivel de participantes para elevar más el nivel de competencia. Hay que dedicar más horas al entrenamiento y así pueden haber más variables. Eso hará campeonatos más atractivos y por ende, con Internet, puedas hacer más visible algo. Si no empezás a tener más jugadores y más recambio te llevan dos o tres figuras y el nivel decae. Cualquiera puede ver jugadas todos los días en cualquier parte del mundo con ingenios en un arco chico en el que hay que ingeniárselas para meterla. Acá con lo que se trabaja a nivel de goleros es difícil. Hay que subir un poquito el escalón por todos lados: tener más jugadores, más equipos, tener más apoyo, tener más tiempo de entrenamiento. Tenemos que tratar, porque nos cuesta mucho, dejar de lado las «chacritas» y trabajar todos juntos.