México se ha confirmado como la gran sorpresa del campeonato al ser una de las selecciones finalistas del mundial femenino sub-17. Ayer le ganó bien a las canadienses, y el próximo sábado va por el sueño completo frente a las españolas.
Potentes, con buena técnica en velocidad, las aztecas impusieron sus condiciones para presionar bien arriba a las norteamericanas, que intentaron en todo momento salir jugando con la pelota en los pies, lográndolo muchas veces y complicándose en otras tantas.
De tanto ir al frente, finalmente contra un error no forzado de Maya Antoine, que permitió que Alison González, la habilidosa número 10 de Mexico, se escapara de cara al mano a mano contra la golera, cuando la derribó la canadiense adentro del área.
La capitana, figura y excelente mediocampista, Nicole Pérez, cambió la falta por gol. Pelota a un lado y golera estacada en el arco. Preciosa definición, que en resumidas cuentas le permitió a las mexicanas manejar el partido más allá de las dudas que genera ganar por la mínima.
Muy pocas chances tuvieron las canadienses, que en los pies de la delantera Yordan Huitema -que se está probando en el PSG- encontró las jugadas más peligrosas. Encaradora, dueña de una técnica exquisita, además de aprovechar su alta estatura, la nueve canadiense ha sido una de las mejores jugadoras del torneo.
A nivel de juego, la estrategia de México pasó por encarar en tres cuartos de cancha en el uno contra uno y rápidamente cambiar de frente, cuestión que por lo general generaba un contrapié permanente de la defensa canadiense.
Por su parte Canadá intentó en todo momento progresar con toques a corta distancia, buscando triangulaciones, que la mayoría de las veces terminaron en contragolpes rapidísimos de las aztecas.
El segundo tiempo fue intenso en cuanto a jugadas de gol para las mexicanas mientras que las norteamericanas carecieron de ideas para generar peligro. Siempre quedó la sensación de que Mexico estaba para seguir de largo, pero la falta de definición en la última pelota mantuvo el 1 a 0.
Esta fue la tónica hasta los últimos 10 minutos de partido, ya que las espigadas canadienses se fueron al área rival en masa y fueron una máquina de tirar centros al área azteca. Pudo haber quedado alguna pelota entre tanto borbollón, pero con cierta justicia la victoria quedó para las mexicanas.
Cuando sonó el final del partido, ambos bancos de suplentes salieron como despedidos de sus asientos: unas para festejar una clasificación histórica y otras para acompañar, abrazar y disfrutar de lo que lograron.