l   septiembre 2, 2016   l  

Adusto Se perdió la batalla pero no la guerra. Aún.





El debut celeste de la era pos Nike no fue el mejor: se perdió ante la Argentina del nuevo Messi, pese a haber jugado casi 50 minutos con un hombre más, y sin haber forzado al cuidapalos peronista. 

Lubo Adusto Freire

Si al comienzo de la Eliminatoria (más llamada “Clasificatoria” por varios periodistas de la nueva generación, desconociendo que hasta estadísticamente hay más chances de quedar eliminado que de clasificar) se nos decía: “Uruguay perderá 1 a 0 con Argentina en Mendoza, con Gastón Ramírez como principal figura ofensiva celeste” muchos hubieran firmado con las dos manos. Claro está que hay formas y formas de perder 1 a 0, y los dirigidos por el señor Tabárez eligieron, acaso, la menos atrayente: con un gol de morondanga, y sin haber pateado ni una sola vez al arco con pretensiones. Es que salir a buscar el partido no se nos da demasiado bien –basta ver los últimos 170 partidos de nuestra selección– por lo que la expulsión sufrida por el sudafricano Asamoah Djiballa complicó radicalmente nuestras aspiraciones.

Acaso a Tabárez le faltó capacidad para adaptarse a las inclemencias del juego: más que intentar empatar jugando un rival metido atrás, hubiera sido más sano hacerse echar uno, cuando no dos jugadores. Siempre se dijo que a los equipos uruguayos les cuesta jugar con superioridad numérica, sin mencionar la natural tendencia de nuestros futbolistas a buscar la hazaña, a sacar fuerzas de flaquezas, a ganar de culo, hablando mal y pronto. ¿Por qué no nivelar hacia abajo? Una fuerte entrada del otrora popular Arévalo Ríos sobre la humanidad del ágil Messi le hubiera significado al ex Paysandú Bella Vista la única posibilidad real de brindar un aporte positivo al combinado, algo que se le viene negando desde el partido ante Alemania por el tercer puesto sudafricano.

Pero no: Tabárez volvió a colocar los intereses propios de enaltecer la deportividad por sobre el resultado, y lejos estuvo de alentar una expulsión rápida, algo así como el sueño del Hueso Romero que todo buen futbolista uruguayo lleva dentro. Apenas si Gastón Ramírez (sí, leyó bien, el generalmente frío elemento) se salió del libreto y le presentó al renovado Messi una patada hermosa, inapelable, que si no ha sido la mejor de Uruguay en las presentes eliminatorias, anda ahí.

Y el resultado fue el previsible: Uruguay no logró llevar peligro alguno, pese a que tuvo el esférico mucho más tiempo del habitual. Se repitió en pases filtrados para Suárez, que terminaron siempre con un defensa albiceleste cayendo al piso y con el árbitro trasandino, visiblemente ofuscado por el rendimiento de “la Roja” ante Paraguay, sancionando falta.

En cualquier caso, el partido trascendente se juega el martes en el Centenario, ante el representativo guaraní. La noche en la que Tabárez se convertirá en el entrenador de selección con más partidos dirigidos en la historia del fútbol mundial, deberemos medir fuerzas ante los dirigidos por Arce. Ojalá no pase lo que pasaba hasta no hace tanto, que las medíamos y siempre la de ellos era más larga.

Varias cosas me preocupan. La primera: se jugará con pelota marca Puma, lo que inevitablemente será una tentación constante a abusar del pelotazo, a “destratar a la reina” como solía decir el entrañable Quique Yanuzzi. No es que nos hayamos puestos líricos, no: es que a los paraguayos difícilmente les podamos ganar metiéndoles el gaucho, al menos no sin apoyo de Argentina y Brasil.

A ellos los podemos primero incomodar con comentarios tales como “a ustedes los quisimos sacar del Mercosur y a Venezuela no”, y luego superar futbolísticamente, si se me permite la expresión. Pero, parafraseando a mi colega Marquiños Silva: “de pesado, no”.

La segunda: no hay. La tercera: que Tabárez siga insistiendo con jugadores resistidos por la afición (como Lodeiro) o que se desempeñan fuera de su puesto habitual (como Lodeiro). La cuarta: que a Chevantón le pegue la nostalgia al ver que sus coetáneos Da Silva y Santa Cruz siguen jugando en la selección, y busque volver. La quinta: que se descubra que Corujo cobra sueldo como asesor en el Ministerio del Interior.

El oriundo de la calle Termópilas deberá demostrarle a todos los que están dispuestos a pedir su cabeza ni bien su equipo salga de los puestos de clasificación directa, que todos estos años no han sido en vano. Porque así como al fútbol no se juega con la cédula (si ya bastante aburrido puede resultar el fútbol, imaginesé lo que sería jugarlo con un pedazo de papel plastificado), tampoco se lo dirige con años trabajados.

Si no, fijémonos en Don Roberto Fleitas, que con apenas tres partidos entrenados, tiene los mismos logros que el actual entrenador: una Copa América.

Con una salvedad: Fleitas nunca perdió una final en Maracaná (se comió 5 ante Alemania, es cierto. Pero eso que lo cuenten los filotabarecistas)

Uno por Uno (nota: puede llegar a diferir radicalmente respecto al presentado en la extinta emisora AM810).

LA ARGENTINA

Romero: no le patearon. (0 pto.)

Zabaletas: gran partido, confirmando el resurgir del tenis argentino. (2 pts.)

Otamendi: anuló a Cavani, aunque Cavani vaya si colaboró. (3 pts.)

Funes: firme. (4 pts.)

Mori: con problemas para controlar a Suárez. (1 pto.)

Mauro Mas: una vez se enojó al aire con Sonsol, porque Alberto quería que confesara que es hincha de un cuadro grande que no es Peñarol. (2 pts.)

Mascherano: al no haber una copa de por medio, jugó un gran partido. (2 pts.)

Biglias: erró un penal en una final. En el resto, bien. (3 pts.)

Djiballa: conocedor de la génesis de nuestro balompié, se hizo echar para complicar las chances celestes. (4 pts.)

Messi: en 30 años se sabrá que, al mejor estilo Paul McCartney, murió atropellado por el Tren de los Pueblos Libres, y que fue sustituido por un doble rubio, barbado y con pubalgia. Este nuevo Lío juega menos, pero es más guapo y querendón. (6 pts., jugador Jennifer del partido).

Prato: expeditivo. (1 pto.)

Di Marías: el Estado Islámico se adjudicó su peinado. (1 pto.)

Ingresaron:

Alario y Gaitán: no lograron mayor destaque. (1 y 5 pts. respectivamente).

DT Bauzá: fue echado por Tenfield, con la anuencia del gobierno tupamaro de turno. (4 pts.)

EL URUGUAY

Musleras: dos tiros, uno pegó en el palo y casi lo mete con la espalda, el otro fue gol. ¿Hace falta agregar más? (3 pts.)

Fuciles: cuando nadie espera nada bueno de ti, con muy poco los dejarás contentos. (3 pts.)

Godín: jugó lesionado buena parte del match. ¿Casualidad? #ConTenfieldNoSeJode. (2 pts.)

Josema: otro gol en contra para demostrarnos que con el Pae Virginio tampoco se jode. (2 pts.)

Gastón Silvas: jugó en su nivel habitual. (1 pto.)

Sánchez: inoperante. (4 pts.)

Corujos: se comió un caño dantesco de Messi, y en la siguiente jugada no lo partió. Defraudó a propios y extraños (1 pto.)

Arévalo: batalló. (1 pto.)

Lodeiro: hizo lo que se esperaba de él: fracasar. (2 pts.)

Suárez: en otro momento de su carrera, luego de los 17 fouls que le cobraron, hubiera respondido con vehemencia. Buen trabajo de su terapeuta. (3 pts.)

Cavanis: Dios lo ha abandonado, acaso para siempre. (2 pts.)

Ingresaron:

Cebolla: fue visto a la hora del partido domando un potro en Juan Lacaze. (2 pts.)

Gastón: hizo lo que todo niño uruguayo de bien soñó alguna vez: darle una buena patada a Messi cuando comprendió que el resultado era esquivo. Bien, pibe. (5 pts.)

Rolán: entró para cerrar el partido y vaya si lo hizo (0 pto.)

DT Tabárez: el hombre récord del fútbol mundial, que hace más de una década entrena a nuestra selección, cayó ante un técnico con cara de actor de película de Elliot Ness, que hizo apenas dos prácticas y que a la mayoría de sus jugadores los llama por el número. Para pensar. (3 pts.)

ÁRBITRO

Chileno Rupenián: le gustan más las tarjetas que a Diegote la merca, que al Chengue las generalas y que a Da Silveira los fracasos del Señor Tabárez. (2 pts.)

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