l   marzo 9, 2016   l  

Las reglas no escritas del deporte El Penal





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El penal, también denominado penalti (en México, España y la casa del Cacho Blanco) o pena máxima.

Por Lubo Adusto Freire

Cuenta la leyenda que en sus orígenes, aun antes del nacimiento de la polémica sobre el decanato, a los ingleses inventores del fútbol se les olvidó incluir una sanción exclusiva para las infracciones cometidas en las cercanías del arco propio. Así fue que, cada vez que un atacante avanzaba con balón dominado y claras intenciones de anotar, bajaba desde los precarios graderíos el clásico grito: “¡Bajalo!”, o “Put it down!” (1) , con el cual el zaguero de turno salía con la plancha en alto, buscando partir al adversario. Muchas veces, el recio defensor amagaba con lastimar, instando al delantero a abrirse para luego sí, una vez cerrado su ángulo de tiro, machacar su humanidad con un puntapié en la rótula. Pues tampoco había tarjetas, con lo cual empujar o aplicar un codazo en la nuez era, a efectos reglamentarios, la misma falta.

Impedido de cobrar penal, el juego se reiniciaba con tiro libre directo desde la zona de la infracción. Como tampoco se había inventado el aerosol, los defensores rara vez respetaban la distancia de 9 metros y cuarto, con lo cual la jugada generalmente terminaba en la nada misma. Incluso tal como en el básquetbol se podía renunciar a tirar tiros libres para en su lugar reponer desde el medio, en fútbol era habitual que el equipo favorecido con un tiro libre dentro del área prefiriera tirar un outball.

Hasta que un día un equipo grande de Inglaterra fue perjudicado por una mano dentro del área, y se inventó el penal. Así nomás. Siempre hace falta que un inglés se vea perjudicado para que alguna regla del fútbol cambie. ¿O acaso no piensa que inventaron la fantochada esa de la pelota con microchip después del gol que se comió Larrionda en el 2010? Y creamé lo que le digo: la regla que le impide al arquero tomar la pelota con sus manos tras recibir un pase de un compañero se instauró tras el match Inglaterra – Colombia en el que Higuita tiró el escorpión y humilló a la Reina, a la finada Lady Di y a Carlos (¿qué Carlos? Aquel, el príncipe).

Fue así que en pleno año 1891, y mientras en Uruguay un puñado de empresarios del ferrocarril hacía un brainstorming que daría por resultado que una idea bien piola sería crear un club de fútbol para alienar a los funcionarios, en la lejana Inglaterra nacía el tiro penal. Un futbolista de cabellera enrulada y pelirroja del Southampton fue el autor del primer gol de penal. Veamos la incidencia gentileza de los buenos amigos de Tenfield:

Ciento veintipico años después, el fútbol ha cambiado mucho. No tanto en Uruguay, donde sigue habiendo precarios graderíos. Pero a nivel mundial sí: se juega en estadios lujosos, con butacas, aire acondicionado, señal de internet, techo, pasto, y demás lujos innecesarios. Sin embargo, el penal como regla se ha mantenido casi inalterable, al menos en la letra fría: si dentro del área hay mano intencional de un defensor, o infracción sobre un atacante, penal.

En los últimos meses ha habido cambios en “las recomendaciones” que reciben los árbitros, eufemismo que denota que han estado viendo que la regla está mal pero no han tenido tiempo de reunirse para cambiarla. “No lo hemos podido priorizar” aclaró el presidente de la International Board, Fredy Varela II. Es así que, ahora, si la pelota da en el brazo de un defensor, y éste (el defensor) lo tiene (el brazo) alejado del cuerpo, el árbitro sancionará la pena máxima.

No hay que hacer muy avispado para entender que lo que hay acá es una argucia del Colegio de Árbitros del Mundo para proteger a sus socios. ¿Qué es eso de “brazo alejado del cuerpo”? Alejar un brazo del cuerpo es imposible. Si hablamos del ángulo que forman el brazo y el tronco del futbolista, es otro cantar. Pero habría que definir dimensiones del ángulo. ¿Es penal si el ángulo es recto u obtuso, mas no si es agudo?

En realidad, las reglas reales del penal son otras muy diferentes, y hacen especial hincapié en quiénes son los protagonistas de la jugada. No es lo mismo cobrarle un penal en contra a Boca Juniors que a Rentistas. Claro que quedaría muy feo explicitarlo en un documento oficial. Pero nosotros, que carecemos de escrúpulos, que tenemos esa valentía propia del que no tiene mucho para perder, lo haremos:

El ABC del penal (reglas no escritas pero homologadas por el Colegio de Árbitros del Mundo).

Partidos de equipo grande contra equipo chico:

1. El penal dudoso a favor del equipo grande es más penal que el penal dudoso a favor del equipo chico. Siempre.

2. Si se juegan los descuentos de un partido que el equipo grande va perdiendo por un gol, y cae un jugador del equipo grande en el área rival, se habrá de pitar penal. Si fue, mejor.

3. Si se juegan los descuentos de un partido que el equipo grande va ganando por un gol, y cae un jugador del equipo chico en el área rival, se lo amonestará por simular. Si fue penal, se harán gestos incomprensibles para marear al comentarista de turno.
4. Si se juegan los descuentos de un partido que el equipo grande va ganando por un gol, y cae un jugador del equipo grande en el área rival, el árbitro podrá no sancionar el penal. Solo amonestará en caso de simulación flagrante, tal como lo evidencia el siguiente documento fílmico.

Nótese cómo el colegiado pita y luego se toma su tiempo para hacer una composición de lugar: ni bien advierte que el equipo de la señora vieja no necesitaba otro gol, y que el futbolista implicado no estaba amonestado, no concede el penal y tarjetea amarillamente al Juventino.

5. El adelantamiento del arquero solo se sancionará cuando el arquero del equipo chico ataja un penal decisivo. Partiendo de la base de que todos los arqueros del universo se adelantan, estamos antes lo que se conoce como “regla de aplicación selectiva”. Si la aplica, el árbitro siempre tendrá apoyo reglamentario. Si no la aplica, podrá aplicar a cuestiones consuetudinarias. Y si el arquero no escarmienta y contiene la nueva ejecución, si el árbitro –ayudado por el asistente– tiene aquello bien puesto, no dudará en reincidir. Mire cómo lo hacen los que saben:

Por último, ¿qué sucede cuando juegan dos equipos grandes?

Partido de equipo grande contra equipo grande:

1. No se cobrarán penales en los últimos 10 minutos de juego, de ser posible.

2. Solo se cobrará penal en los últimos 10 minutos si la falta fuese tan (pero tan) evidente que no hubiera más remedio (corolario del Colo Gunino, también conocido como axioma del Corto Prieto).

3. Si se cobra un penal para el Equipo A, convendrá cobrarle uno a favor del Equipo B. Por ende, si hubiera un penal dudoso para el Equipo B, el árbitro deberá dejar las dudas afuera y sancionar con decisión.

Vale acotar que cuando chocan dos equipos chicos, cada árbitro tendrá libertad de cátedra.

Referencias

1 – Mención especial para la recordada canción del finado Lennon denominada “Don’t Let Me Down” (no me dejen abajo, por su traducción literal), creada por el propio John, quien en los partidos de fútbol 5 disputados con sus compañeros de banda, siempre pedía jugar para arriba. Claro está: Yoko completaba el quinteto.

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