Hace 17 años un piloto francés se vino a Uruguay por una oferta laboral. Mientras se adaptaba a estas tierras, se fue perfeccionando en su profesión. El cariño por nuestro país lo llevó a instalarse en Atlántida, ciudad en la que vive desde hace un tiempo. Aprendió rápidamente nuestras costumbres y pasiones. Sabe que el momento ideal para ir al supermercado son los días de partido porque no hay nadie. El mismo fútbol fue el que hace unos años lo llevó a jugar un partido en La Bombonera junto a Palermo y Riquelme sin saber realmente quienes eran. Hoy, con varios campeonatos y títulos arriba, el reconocido Laurent Lazard se prepara para correr su undécimo Dakar.
Desde el primero de enero, este piloto franco-uruguayo tendrá una nueva experiencia en el Rally Dakar, el campeonato más importante del mundo. Es por eso que desde hace un tiempo se está preparando sin descuidar detalles.
Atrás quedó la ciudad de Nimes, ubicada al sur de Francia y reconocida por conservar aún restos de la época romana. Con 21 años, Lazard se vino a Uruguay por trabajo. Cuando quiso acordar era un uruguayo más y estaba adaptado plenamente.
La tranquilidad de Atlántida y su cercanía con Montevideo resulta un combo perfecto para este deportista que viene entrenando cuatro horas por día. El Dakar este año recorrerá Paraguay, Bolivia y Argentina durante dos semanas. “No me gustan las ciudades grandes pero de todos modos no quiero estar lejos de la capital”, asegura. “Este es el momento en el que aumento la preparación y no descuido ningún detalle”
Las sierras de Minas (Lavalleja) son el escenario ideal para sus entrenamientos. Hasta allí va todas las semanas y los complementa con sus participaciones en el Campeonato Nacional de Enduro. “Ahora cuento con ayuda de un preparador físico, un deportólogo y un psicólogo”, dice. En noviembre participará de dos torneos en Paraguay y Bolivia: “Es lo más parecido a lo que me voy a encontrar en el Dakar”, explica.
Para ser competitivo en esta disciplina no alcanza con subirse a una buena moto y acelerar. Hay que tener en cuenta varios factores: “Me gusta la buena vida pero tengo que cuidarme. Ahora estoy haciendo dieta y tomo suplementos porque durante la competencia pierdo entre seis o siete kilos”, afirma.
Subirse a la moto sin saber si te bajas con vida
El Rally Dakar es el torneo más importante y riesgoso del mundo. Varios pilotos han perdido la vida en diferentes circunstancias mientras lo corrían. Más allá de la experiencia de los deportistas, el miedo está siempre presente. “Siempre te subís y nunca sabés si podés terminarlo”, cuenta Lazard. En su primera participación pasaron muchas cosas por su cabeza: “Recuerdo que mi padre fue a recibirme a la llegada y terminé llorado en sus brazos, si bien fue un sueño cumplido la sensación que tenía era de alivio y me pregunté por qué estaba haciendo esa locura”, recuerda. De todos modos a los pocos días ya estaba planificando el rally del año siguiente. “Por momentos me pregunto; ¿por qué estoy sufriendo acá con 57 grados cuando puedo estar comiendo un asado con amigos?, sostiene un Lazard más uruguayo que nunca.
Más allá de los momentos de sufrimiento y estrés, sostiene que es un placer competir y vivir todos los años esta experiencia que lleva adelante gracias al apoyo de sus auspiciantes, la mayoría extranjeros. Hoy, además de correr, se dedica a la importación y distribución de ropa, negocio que lo tiene ocupado durante gran parte del día.
Pasarle la pelota a Riquelme sin saber quién es
Hace unos años Lazard fue invitado por el club Boca Juniors a participar de una serie de eventos deportivos. El broche de oro fue disputar un partido en La Bombonera con varias personalidades destacadas, entre ellas jugadores históricos de la institución. “Yo veía que todos dentro de la cancha estaban fascinados y no podían creer lo que estaba ocurriendo”, dice entre risas. “Notaba que para muchos era como un sueño, te reconozco que en ese momento me estaba aburriendo”, agrega. Con el tiempo se enteró que en la cancha estaban, entre otros, Juan Román Riquelme y Martín Palermo. “Lo que no me voy a olvidar es que en un momento la hinchada se puso a cantar y el pasto temblaba, eso fue increíble”, afirma. Queda claro que Larzard no es futbolero. De hecho, en nuestro país aprovecha los días de partido para hacer trámites sabiendo que los lugares están vacíos: “Voy al supermercado y a otros sitios porque no hay nadie”, cuenta.
Cuando lo importante es competir
Lazard sabe que es casi imposible ganar el Dakar ya que hay competidores con mayores recursos. De todos modos, eso no es impedimento para prepararse y llegar en las mejores condiciones. Su mejor registro fue finalizar en tres ediciones en el puesto 32. “Los diez primeros son los que reciben buenos premios económicos, con eso se mantienen el resto del año”, cuenta. El resto de los pilotos debe buscar el apoyo de auspiciantes para seguir compitiendo. Hay empresas uruguayas que apoyan a Lazard aunque reconoce que en nuestro país los deportes menores no despiertan el interés de las firmas. “Acá lo que importa es el fútbol y el resto debe moverse para encontrar apoyo”, agrega.
Chin, chin
Cuando el primero de enero estemos brindando y cortando el pan dulce con familiares que vemos una vez al año, Lazard estará arriba de su moto soportando altas temperaturas y renovando una vez más las mismas ilusiones que se le presentaron antes de correr el primer Dakar. Y seguramente cuando recuerde, con el paso del tiempo, que fue el primer uruguayo en disputarlo en once ocasiones, tendrá una buena historia para contarles a sus amigos en un asado, ese mismo que lamentó perderse por estar arriba de su moto.