Cuando el trabajo que se desarrolla implica la vida y el aprendizaje de otras personas, es probable que además de las retribuciones y reconocimientos propios de la tarea -salario y condiciones de trabajo mínimas- exista un interés superior por entender que tal emprendimiento puede ser significativo en cuánto a su función en una sociedad. Y la tarea docente tiene implícita esta cuestión -más allá de que pueda haber excepciones- de “entrega” por parte del trabajador hacia un fin superior, que trasciende lo estrictamente pedagógico.
Richard Puig es profesor de Educación Física y entrenador de atletismo en la ciudad de Mercedes (Departamento de Soriano, Uruguay). Tiene 61 años, y desde el año 2005 coordina la escuela de atletismo denominada “Escuela de las Promesas”, donde niños y niñas a partir de los 8 años van aprendiendo elementos del atletismo, tales como saltos, lanzamientos y carreras de velocidad. Luego, ya en la etapa liceal (12-13 años) ingresan en una etapa más competitiva, con la cual participan y compiten a nivel nacional en la Federación de Atletismo del departamento de Soriano.
En el Informe sobre Deportistas Federados y las Entidades Deportivas Dirigentes (Secretaría Nacional del Deporte, 2019) se determina que Soriano es el departamento que más deportistas federados presenta en relación a la población departamental en todo el país : 21,5% en los hombres y 3,7 en las mujeres
La idea de la pirámide deportiva, conocida por tener una base masiva de practicantes de la disciplina para así sembrar la posibilidad de formar atletas de alto nivel, parece no sólo materializarse en este proyecto deportivo sino que además tiene un componente educativo y personal que es tanto o más importante que los éxitos deportivos que se han cosechado. “El mayor de los orgullos es poder ver que los chiquilines son buenas personas. De hecho el alma del proyecto son los gurises… nos ha pasado de ver niños y niñas en contextos muy complejos, y hoy en día están pensando en estudiar carreras como Veterinaria o Educación Física” cuenta Richard a Zona Mixta.
El atletismo trabaja con los movimientos naturales del ser humano, y por tanto su práctica parecería poder desarrollarse sin mayores problemas logísticos y de infraestructura. El fomento del mini atletismo llevó a que en el año 2005 se organice por primera vez el evento “La Sonrisa de los Niños”, donde cerca de 350 niños y niñas de todo el Uruguay se encuentran en el estadio Koster (Mercedes) para jugar, competir y compartir experiencias. A nivel de calendario, el evento forma parte de las actividades que se celebran durante el mes de noviembre en el marco de la “Semana de los Derechos del Niño”.
Es que buscar espacios de encuentro, socializar y jugar parece la clave del proyecto, que hace pie en el atletismo pero se eleva a la educación en general. Y ahí se genera el espacio para que participen los clubes de niños y niñas de INAU, gurises de las escuelas públicas tanto de la ciudad Mercedes como de zonas rurales y localidades vecinas -Dolores y Cardona- y los adolescentes de los liceos públicos. Hoy en día, más 180 niños, niños y adolescentes participan de la escuela. Y cuando se precisa una mano para conseguir alojamiento o alimentación, ahí están el Club Remeros, El Ombú, el Estadio Koster (velódromo municipal), la Colonia de Vacaciones del Consejo de Educación Inicial y Primaria.

Y las puertas se van abriendo. “Vos podes tener el mejor de los proyectos pero si no tenés apoyo económico estás liquidado” relata Richard, y en esta línea el principal aliado es el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU), que aporta recursos económicos y también materiales necesarios para el aprendizaje del atletismo. Por su parte, el equipo de trabajo se compone de: Richard Puig como coordinador y técnico de los adolescentes; dos docentes de la Secretaría Nacional del Deporte, Viviana Martínez y Soledad De León (principalmente con el mini atletismo), y la entrenadora en atletismo de la Intendencia de Soriano, Lourdes Alves.
“Sería una mentira decir que los chiquilines no quieren ganar, pero yo creo que el principal interés aquí es socializar… la asistencia de los niños y niñas es voluntaria, y el grupo humano que se forma es fantástico. Además, es un deporte que enseña valores, y se trabaja con la autoestima, sabiendo que siempre se puede aportar algo y ayudar a los demás”.
Richard Puig
Los vínculos que se han ido generando con los años, así como las posibilidades de conocer otros lugares del Uruguay mediante los viajes a participar a las ciudades de Paysandú, Montevideo, Río Negro, han colaborado para mantener la motivación bien en lo alto. Una oferta atractiva: compartir momentos con amigos, competir y viajar.
También se realizan sacrificios a nivel personal, ya que la pasión por la actividad es una forma de vivir el deporte. “Yo tengo el apoyo de mi familia –su compañera Natalia y su hija Abril- ya que muchas veces estoy viajando para Montevideo u otros lados durante los fines de semana. También de agradecer a muchísima gente que comparte esta forma, que para mí es el camino para el desarrollo del deporte” confiesa Richard.
Competir, conocer y viajar
Lautaro Techera comenzó en la escuela que coordina Richard cuando tenía 10 años, allá por el año 2012, como participante de uno de los clubes de niños y niñas de INAU. Vive en Mercedes y actualmente posee el record nacional sub-20 en lanzamiento de Jabalina en Uruguay con una marca de 61,63 metros, que la conquistó cuando tenía 16 años en el Grand Prix Sudamericano realizado durante marzo del 2019 en la pista oficial de atletismo de Montevideo. Se encuentra solamente a 5 centímetros de conseguir el record absoluto, que es de Mario Alaniz en un lanzamiento realizado en el torneo Sudamericano en San Pablo de 1987.
Con 18 años, va al liceo de noche para poder entrenar entre las 3 y 4 horas diarias que exige el entrenamiento. Pero no sólo para él existen desafíos, ya que la mejora en su rendimiento le ha presentado un desafío también a Richard, que realizó la formación en el nivel 2 de lanzamientos para poder mejorar y acompañarlo en su desarrollo.
Comenzó participando en las carreras de velocidad, pero un día vio a una chiquilina hacer lanzamientos y se arrimó para ver y le gustó. De hecho, le costó en un principio y había varios atletas que lanzaban más lejos que él pero siempre se precisa una motivación, y tal vez esto sirvió de motor.

De todas formas los éxitos se sucedieron muy rápido. A los dos meses de lanzar, empezó a enfilar mejor y ya estaba sobre los 30 metros, y al mes y medio pegó un salto llegando a los 40 metros. Y ahí llegó una invitación para participar de un sudamericano sub-15 en Cali (Colombia), realizado en el año 2015. “Fui a ese sudamericano con 5 meses de entrenamiento. ¿Quién va a competir con ese registro? Me acuerdo que todos presentaban los clavos de sus botas –que no pueden pasar los 10 mm y son especiales por el agarre en los lanzamientos- y yo caí con championes normales… salí octavo, pero lo bueno fue que ahí aprendí cómo agarrar la jabalina y hacer los pasos de aproximación. Por lo menos teníamos lo básico” explica Lautaro a Zona Mixta.
A los dos meses de esta primera experiencia internacional, participó de los Juegos Sudamericanos Escolares en Asunción del Paraguay. “Ahí superé la marca, pero era uno de los últimos igual. Use unos zapatos de clavos de salto alto que me prestó un amigo, pero al otro día de la competencia me compré mis primeras botas”.
El entrenamiento de todo un año dio sus frutos, y en los siguientes juegos escolares, realizados en Medellín (Colombia) del año 2016, Lautaro consiguió el primer puesto. “Ni yo me lo creía. Había dos o tres que tenían mejor marca que yo. Los profes y entrenadores me decían “mirá que no hay nadie mejor que vos”, como para meterme presión. Vi como calentaban y ahí me puse a aprender. En el segundo lanzamiento me enfocaron bien y ahí puse 55 metros”.

La suerte también juega y la motivación por las hamburguesas es un recurso de los entrenadores. En el año 2017, participó de los Juegos Sudamericanos de la Juventud en Santiago de Chile, y tras la promesa de su entrenador que si batía el record le regalaba una hamburguesa, y que sí además entraba en el podio le compraba una segunda, el atleta uruguayo logró la marca de 63, 72 mts -con la jabalina de 700 grs-, consiguiendo la medalla de plata para Uruguay.
“Y ahí fue que hice un lanzamiento que no sé de dónde salió… la adrenalina que sentí fue genial. Y ese fue un antes y un después porque entendés que si te pones algo por delante no es imposible conseguirlo. Y yo soy una persona común y corriente, no tiene que ver con la genética ni con nada. Soy igual que la persona que está en la tribuna con a diferencia que entreno todos los días por algo que quiero”.
Lautaro Techera
Luego llegaron las competencias en el sudamericano sub-20 de Cali (2019, Colombia) y el estreno en la categoría absoluta en el Sudamericano de Atletismo de Lima (2019), donde Lautaro formó parte de la delegación junto a Emiliano Lasa (salto largo), Deborah Rodríguez (800 mts), María Pía Fernández (1500 mts), Lorena Aires (salto alto), Santiago Catrofe (1500 mts), Nicolás Cuestas (10 kilómetros) y Andrés Silva (800 mts con vallas).
Actualmente también se destacan los rendimientos deportivos de Sofía Vespa (lanzamiento de disco), José Castro (lanzamiento de jabalina y disco), Aldana Álvarez (lanzamiento de jabalina), Silvana Gil (salto alto) y Cristian Rodríguez (800 mts), todos atletas formados en la “Escuela de las Promesas”.
Con honestidad brutal, cuando la entrega del pabellón en la Secretaría Nacional del Deporte le preguntaron que esperaba en Perú, “yo contesté que me gusta conocer, la posibilidad de viajar que te permiten este tipo de torneos, y son cosas que si fuera por mis propios medios no podría acceder. Es una fuente de motivación, y también el aprender día a día y lograr la mejor versión de uno”.
La vida del atleta no es fácil. Implica mucho esfuerzo, de un trabajo permanente y sostenido, con sus altibajos (éxitos y fracasos), y tal vez por este mismo motivo, colocar el foco en los vínculos y encuentros que posibilita es una forma interesante de concebir y medir los éxitos que disciplinas deportivas como el atletismo generan en países como el Uruguay.