l   noviembre 20, 2022   l  

Disfrutar y pensar Catar 2022





El inicio de la Copa Mundial de Fútbol despierta una serie de sensaciones y expectativas en las personas futboleras, por lo menos en Uruguay, que es difícil de comparar con fenómenos colectivos de identidad nacional: elecciones presidenciales y poca cosa más.  De pique el interés es alto, y si la selección le va bien, esto se transforma en causa común de la población uruguaya.

Por el contrario, hace pocos días la encuestadora Cifra arrojó el dato que 47% de la población uruguaya le importa poco o nada el mundial. Ya sea la altura del año,  la remoción del maestro Tabárez de la dirección técnica o vaya uno a saber, lo cierto es que Catar 2022 está envuelto de críticas en torno a lo que se propone como megaevento deportivo.

Tratando de apuntalar ciertas expresiones y posicionamientos sobre el mundial de fútbol, desde la Asociación de Docentes de la Universidad de la República, se emitió una declaración -el pasado 16 de noviembre del 2022- donde se puntualiza que “en los últimos meses se han divulgado noticias que informan de la muerte de miles de trabajadores inmigrantes que, de una manera u otra, están vinculadas a la larga y penosa preparación de la infraestructura”, convocando de esta forma a la ciudadanía a “contribuir con una mirada crítica sobre los megaeventos deportivos y sus nefastas consecuencias para las y los trabajadores y las poblaciones vulnerables”.

En Zona Mixta radio conversamos con Raumar Rodríguez y Camilo Rodríguez, docentes del Instituto Superior de Educación Física (Udelar), quiénes abordaron algunas temáticas que hacen a la necesidad de pensar los mundiales de fútbol, y más en general, los megaeventos deportivos, como espacios donde se cruzan cuestiones políticas y festivas.

Apunta Raumar que “el deporte como objeto de estudio todavía tiene un lugar marginal en la Udelar, y como fenómeno social merecería un poco más de atención para tener elementos y datos para construir una idea más clara sobre las relaciones entre deporte y política”. La adjudicación de Catar como sede así como la necesaria separación entre política y deporte, tan pregonada y reactualizada una y otra vez por parte de FIFA, dejan una vez más evidencias para entender que nadie pone 200 mil millones de euros en organizar un mundial, sin que no haya algo de política en esto. Sean necesidades como la de exportar una imagen de progreso y bonanza al mundo, o diversificar la economía apostando en el futuro al turismo, Catar se coloca en la atención mundial con la idea de sacar algo a cambio.

Dos episodios recientes muestran el interés por alinear posturas y mensajes desde la organización. Los dirigentes de FIFA, en comunicación con las selecciones que disputan el mundial, les solicitaron que “por favor, no permitan que el fútbol sea arrastrado a cada batalla ideológica y política”.

A su vez, un día antes del inicio del mundial, el presidente de FIFA, Gianni Infantino, respecto al cuestionado trato de Catar con los inmigrantes, arremetió con que “por lo que los europeos hicimos por el mundo en los últimos 3.000 años, deberíamos estar pidiendo perdón otros 3.000 años antes de empezar a dar lecciones morales a la gente”. Un desliz político inesperado de una organización que nunca intentó involucrarse explícitamente.

Otro punto relevante tiene que ver con el proceso de mercantilización del deporte, y la figura que adquieren los jugadores-trabajadores. Si bien desde el punto de vista mediático afloran publicidades y mensajes que recuerdan los inicios de los actuales cracks, con testimonios de compañeros y directores técnicos cuando figuras como Valverde, Cavani, Rochet, tenían 2 o 3 años, el fútbol profesional y de elite poco tiene que ver con aquel juego inicial que se juega en el barrio o baby fútbol.

Los jugadores son trabajadores, y como tales, forman parte de una estructura de expectativas y oportunidades, donde en el caso de un bajo rendimiento, esto repercute y tiene consecuencias en sus posiciones laborales. La retribución, las condiciones laborales (temperatura, frecuencia, exigencias) forman parte de la tarea que tienen que llevar adelante. Comentar Raumar que “hay en torno al fútbol una antinomia vinculada al trabajo-juego. No es fácil distinguir entre el trabajo y el juego, es muy complejo”. Esto también implica a un mundial de fútbol. 

En los días previo al debut de Ecuador, en conferencia de prensa, el futbolista ecuatoriano Moisés Caicedo recibió la pregunta de un periodista respecto a que opinaba sobre los Derechos Humanos en el país anfitrión.  Rápidamente quién respondió fue el DT de Ecuador, quién dijo “no lo metan en problema. Estamos a favor de todos los derechos humanos, en todo el mundo, y a la igualdad. Bregamos por eso. Ellos son jugadores de fútbol, tienen su talento, tienen sus sueños, tiene sus ilusiones y merecen ser respetados por eso”.

Otro de los puntos que mencionó Camilo Rodríguez refiere a que tipo de festividad se difunde y propone desde la organización de la FIFA. Algunas preguntas que quedaron flotando en el ambiente fueron “¿que implica el mundial como festividad? ¿Cuáles son los costos de la organización de esta fiesta?”, destacándose que tal como lo planteaban José Pedro Barrán, el disciplinamiento de la fiesta, podría analizarse a la luz de zonas como la Fan Fest o la pauta y control que se establece en el protocolo de ingreso a los estadios. No es menor, que una de las principales noticias comerciales del mundial refirió a que Budweiser no puede vender cerveza en los estadios ni cercanías, cuando tiene un contrato de 72 millones de euros en juego con la FIFA.

Por parte, Camilo recuerda que “el deporte en tanto festividad, no ha sido organizado solamente mediante la FIFA. Poder vivir con otras lógicas, no tan vinculadas a lo mercantil también es posible. En esa línea se destaca el trabajo de Mickael Correia con su libro “Historia popular del fútbol”. 

El fútbol callejero, el que se juega una vez por semana con amigos, el del espectador en un estadio, son todas formas diferente de vibrar y sentir un deporte, que si bien es un gran negocio planetario, también puede pensarse y disfrutarse desde diferentes lugares en una cancha.

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