l   agosto 2, 2018   l  

Vivir el mundial Apuntes finales





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Todo es muy grande. Esa es la primera impresión que uno tiene de Rusia, y también es la última con la que se va. Desde cambiar de línea de metro, buscar los equipajes en el aeropuerto, llegar a los estadios. Las distancias son monstruosas… por ahí te confundiste de camino, saliste mal en la salida del metro y tendrías que haber ido para el otro lado. Ahí nomás ya hiciste quinientos metros.

Ekaterimburgo, ubicada a la parte más “oriental” de Rusia, fue de las sedes más soviéticas en sus construcciones: sencillas, utilitarias y no muchas cosa más. Niznhy mostró que, a pesar de la caída del socialismo real y su cambio de nombre, sigue siendo la ciudad de Máximo Gorki; Rostov, la ciudad que de un lado del Río Don es divina, preciosa, y del otro lado la nada misma; Samara, con playas robre el Río Volga, centro de la industria aeronáutica, Gagarin y el Bunker de Stalin (que nunca se utilizó) son las atracciones locales; Sochi, con montañas, playas y resabios de haber sido la sede de los juegos olímpicos de invierno de 2014; San Petersburgo, sus canales y puentes que se elevan, “Venecia” rusa, hecha a antojo y medida de Pedro “El Grande”.

Moscú es la más ambiciosa, donde se nota que está la riqueza concentrada del país. En una cuadra aparece un palacio o construcción descomunal, y en la siguiente otra igual o más grande.

TRANSPORTE

Los viajes por metro, si uno no anda apurado, son muy disfrutables: en casi todas las estaciones céntricas, parece que estuviera pasando por una galería o museo. El ritmo de quién pasea le permite descender por las escaleras mecánicas hasta el mismísimo inframundo, con total tranquilidad, conviviendo con trabajadores y estudiantes que bajan a toda velocidad las escaleras mecánicas –siempre hay que tirarse para la derecha sino te llevan puesto – para llegar en hora a las obligaciones.

El metro, que vale entre 20 y 28 pesos uruguayos, es el medio de transporte por excelencia, y se viaja cómodo y rápido. Éste también convive con los trolebuses, más que nada en ciudades como Ekaterimburgo, Sochi o Nizhny, donde las distancias son más cortas. Una cosa llamativa es que por lo general, los troles, son manejados casi exclusivamente por mujeres.

Otra forma de trasladarse, y sobre todo para ir desde un aeropuerto al centro de una ciudad – distancias entre 30 y 50 kilómetros-, es la del uber o taxi. Para los uruguayos el precio era verdaderamente económico, ya que esos trayectos costaban cerca de 400 pesos uruguayos, unos 800 o 1000 rublos.

Los trenes interciudades son el medio ideal en cuanto a costo-beneficio. Con la comodidad de ir acostado en una especie de cama, y de no perder muchas horas en la sala de espera, por lo general fue el medio de transporte más utilizado en la Copa del Mundo. Diferentes modelos y prestaciones: tren rápido o lento, cama abajo o arriba, pasillo abierto o cerrado, con sábanas o sin sábanas; comida incluida o pasar por el bar; por lo que podría ser una viaje relajado o tranquilo, o en parte bastante sufrido. Un sinfín de olores humanos te ambientan el tren, ya que cada uno se acomoda su propio habitáculo, cual si fuera su cama de todos los días.

LA COMIDA

Pollo y puerco para tirar al techo. Todo o casi todo se arma con este tipo de carne. Por otro lado, los panchos, son moneda corriente en todos sus tamaños, formas, y hasta con letras grabadas. Una especie de empanada, rellena con un pancho, te sacaba del apuro a cada rato. Hasta habían panchos con letras i símbolos del mundial marcados sobre el producto, cual tatuaje. Más allá de la comida rápida, donde están todas las marcas y firmas conocidas (Subway, Mc Donald, Burger King), también había espacio para comida más tradicional, que en un restaurante costaba aproximadamente 10 dólares el plato. Ahí el tema del idioma es un problema, ya que en muy pocos lugares había una traducción al inglés, y sumado a que la mayoría de los rusos no habla inglés, uno terminaba optando por panchos, arroz, etc.

Una de las cosas llamativas de los supermercados es que al caer la noche se deja de vender alcohol. Desde hace muchos años existe una campaña fuerte por disminuir el consumo de bebidas alcohólicas, en parte debido a las bajas temperaturas de invierno, donde brigadas especiales recogen a la gente que pierde la noción del frío tras una borrachera.

A FUERZA DE GOLES

Al principio del mundial, los rusos de a pie, parecían mostrar cierto desinterés por la Copa, tanto en lo que implica ser la sede del evento como país así como por la suerte que pudiera correr la selección que dirigió Stanislav Cherchesov. Pero la primera goleada contra Arabia saudita y la victoria contra Egipto empezaron a activar las fibras futboleras de los rusos.

De a poco fueron copando las diferentes Fan Fest, y todo terminó en esa definición por penales contra Croacia. Es que en el camino se despacharon a España, triunfo que quedará no sólo en los registros del fútbol ruso sino en la retina de los millones de rusos que se pellizcaban tras ganarle a la furia roja, más allá de que llegó al mundial muy cascoquetada por sus problemas organizativos.

Luego de la fiebre mundialista todo volverá a su normalidad. ¿Habrá valido la pena el esfuerzo e inversión económica que realizó Rusia? Díficil saberlo pero que cambió la imagen que desde Uruguay se tenía del gigante ruso no hay dudas. Seguramente la mayor ganancia es la cantidad de personas que visitarán el país el año que viene, gracias a la ventana al mundo que significó la organización del evento.

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